Llega el fin de año y hay cosas que nunca faltan en Colombia: buñuelos de todas las calidades, natilla cada vez menos apetecible, pólvora por doquier, fiestas por todas partes y la decisión sobre cuál será el salario mínimo para el año siguiente.
2023 no es la excepción y entre las noticias de fin de año no puede faltar el tema. Una novela de pocos capítulos que se repite año tras año, pero con un final predecible: nadie va a quedar contento. Ni los sindicatos que ya pidieron el 18% de aumento, ni los gremios económicos que ya les dijeron que eso era mucho, ni el gobierno que intenta mediar entre los que quieren más y los que argumentan lo contrario.
Los medios perfectamente podrían repetir lo publicado el año pasado y nada se perderían sus audiencias. Como en semana santa cuando reportan desde las terminales de buses, o en los puentes festivos, cuando desde cualquier carretera pretenden mostrar los “estrictos” operativos de la policía.
El salario mínimo en Colombia es la base sobre la cual se soportan muchos otros valores. De ahí su importancia. Pero es muy poco probable que en esta novela repetida el galán millonario y la joven pobre terminen en el altar porque al primero cualquier cifra le parece mucho y a la segunda lo que le paguen le será insuficiente.