Por Mauricio Marulanda
Como buenos colombianos, cuando escuchamos en las noticias de un virus que estaba haciendo de las suyas en China, pensamos que esa vaina no llega hasta acá y es que China está al otro lado del mundo. No pasó ni un mes y ya se tenían reportes de infectados en Europa, pero igual, el colombiano dice, eso es por allá lejos, aquí no llega esa vaina. Así pensó nuestro presidente que no entendía que el Covid llegaba en los pasajeros provenientes de distantes partes del mundo y que cerrar el aeropuerto era una locura, hasta algunos respetables senadores aseguraron que tampoco había que tenerle miedo al asunto y PUM … Llegó el Covid y ahora lo tenemos en todo el país, en todo el continente y en todo el mundo.
Mientras el mundo entero tomaba medidas extremas y confinamientos obligados en distintos países, en nuestra bella y adorada nación, los corruptos babeaban buscando la manera de convencer al gobierno de sacar platica para campañas de prevención y ayuda.
Así comenzó la Feria del Covid Colombiana, donde los políticos de tradición y los partidos de siempre, comenzaron a diseñar el plan macabro de ver cómo se robaban esa platica. Surgieron los famosos mercado de $120 mil pesos que al hacerle seguimiento sólo costaban $40 mil y el resto iba a los bolsillos de los mismos de siempre que ya tienen todo bajo control para robar sin temor a las consecuencias, porque en Colombia robar a manos llenas es una acción cultural que está apoyada por la justicia y sus gobernantes.
El Covid sigue haciendo de las suyas y eso da pie para que sigan incrementando los recursos para ayudar a los más necesitados (da risa escuchar esa frase), por ello, el presidente Duque destinó cerca de 120 Billones de pesos para ayudar a los colombianos más necesitados.
Por supuesto que Carrasquilla y su séquito de asesores, no permitieron que esa plata llegara a los más necesitados y terminó en manos de la la pobre Banca Privada, que se encargó de retener los recursos y hacerle pistola a todos aquellos que necesitaban una ayuda en medio de la crisis económica.
La indignación fue grande, pero como siempre, aparte de trinos y mensajes en las redes, nada pasó, el presidente apoyó a Carrasquilla y mantuvo hermetismo sobre el tema, así que lo apropiado (eso le dijeron sus asesores) era hablar con los colombianos y diseñaron un programa diario de televisión, explotando al niño frustrado que tenemos en la presidencia, poniendo cámaras, luces, maquillaje y motivación para que nuestro líder saliera a hacer el oso todos los malditos días, con unos informes que ni su madre se los cree. Asegurando que las ayudas están llegando a cientos de miles de familias en todo el país y millones de necesitados a la expectativa de recibir su dinero que nunca llega.
Estamos rotos por dentro, el Covid no es nada comparado con el pensamiento mediocre y corrupto de los colombianos. Aquí estamos enterrando a la víctima y esculcamos sus bolsillos para ver que le sacamos, buscamos en la registraduría a ver si de pronto tenía una propiedad para ver si le sacamos un certificado de tradición y vendemos esa casita aprovechando que la familia está distraída.
Dicen que la vacuna llegará en el 2021 y ya imagino a los mismos corruptos, celebrando reuniones importantes con los entes respectivos para ver cómo le sacamos una platica a ese negocio y ya debe estar listo el cartel de la vacuna, que desde una finca cerca de Bogotá, estará creando un suero parecido para agarrar a los más incautos y sacarles un billete largo para salvar sus vidas.
No crean que estoy exagerando, vivimos en un país que se quedó en la edad media, enredado en una ignorancia enorme, una ingenuidad única y una sociedad mafiosa que busca desesperada cómo enriquecerse de la noche a la mañana.
El Covid se convirtió en el socio escondido de los mafiosos, en el motivo para destinar recursos que llegarán a bolsillos equivocados y en grandes proporciones, pero ese es un tema del que nadie quiere hablar, porque como dice el pueblo todos sabemos lo que pasa y no hay nada que vaya a cambiar.