Opinión: Kico Becerra
Que el tío del infiltrado de la DEA, que le tendió la trampa para demostrar que no dejó de ser narco y, por ese motivo, se tuviera que devolver para Venezuela, anuncie que vuelve a la guerrilla no nos sorprende. Ya lo sabíamos.
De no ser sapeado por su sobrino, Iván Márquez continuaría con Santrich, en su curul en el congreso. Ellos fueron los que no cumplieron con lo pactado por estar en lo que les gusta, traficar droga.
Ahora, resulta que fue el gobierno y la oligarquía, los que incumplieron con los acuerdos de Paz. ¡Sinvergüenzas!
Se le presenta este nuevo papayazo al gobierno Duque, de encontrar y aplastar esa disidencia de las FARC; amén de poder cumplir a quienes lo tildan de débil, por no haber logrado dar golpes contundentes al ELN o de incumplir el pacto de paz.
Ojalá el gobierno lo logre para bien del País y para demostrar que no era carreta lo anunciado en campaña de que «quien lo hace lo paga».
Timochenco y los que están desmovilizados deben extremar su estricto comportamiento y cumplimiento del pacto, para mostrar que ese es el camino y no la guerra.
Éste, para nada sorpresivo suceso, servirá para mantenernos bien polarizados y continuar peleando entre amigos del pacto de paz y los enemigos del mismo; mientras, los que sabemos, siguen eludiendo sus responsabilidades judiciales y viviendo de la corrupción; aprovechando que seguimos distraídos en quién es peor, si Uribe o Santos.
Como me dijo un diplomático europeo en estos días: «A los Colombianos les encanta la guerra en las selvas y la paz en las ciudades». Yo agregaría que, gracias a Márquez, le damos guerra a unos y, con Timochenco y compañía le damos paz a los otros. Felices todos.
Ñapa: Éste es el momento de que las Fuerzas Armadas se quiten el sambenito de la división interna y demuestren, como lo han hecho siempre, que son las mejores del mundo en la lucha antiguerrillas; ya no hay disculpa de que el gobierno no las deja.
Director: Habib Merheg Marún