Opinión: Kico Becerra
Quienes somos aficionados al fútbol, tenemos los nervios, el corazón, el humor, las lágrimas, las alegrías, la garganta y las pasiones, muy bien ejercitadas.
El dolor de una derrota, dura 1 día y 2 noches, cuando dejan de pasar los goles que quisiéramos no hubieran ocurrido y, nuestros amigos, hinchas de otros equipos, se cansan de jodernos.
Lo bueno es que, nos da revancha cada 8 días. El fútbol es como la vida: Dichas y tristezas que queremos nunca acaben.
Gritar un gol de nuestro equipo, abrazar a quien está a nuestro lado que, por supuesto no conocemos, insultar a los jugadores que, un minuto antes amábamos y, un minuto después idolatramos, son situaciones imposibles de expresar con palabras, simplemente se sienten.
El amor a nuestro equipo es indescriptible, intenso, inacabable, rabioso, sublime,
cariñoso y doloroso, hace que los hinchas del fútbol seamos un capítulo aparte de los seres humanos.
Este bello virus ataca por igual a los intelectuales y a los ignorantes; los ricos y a los pobres; a las mujeres y a los hombres; a los niños y a los ancianos; no distingue raza ni religión.
Se entiende en todos los idiomas y debe unir, como sucede con la selección Colombia; jamás ser motivo de violencia.
Mi existencia ha estado signada con el halo celestial del equipo de mis amores, el América, por quien, parodiando al poeta, «he gozado, sufrido y padecido tanto, como lengua inmortal decir no pudo».
Ser hincha del América es gozar de una picardía creada por la divinidad, una deliciosa diablura sagrada, tatuada eternamente en el alma.
¡¡Que viva el fútbol!!Solo para amantes del fútbol.
Director: Habib Merheg Marún