Por MAURICIO MARULANDA
Desde la aparición del Coronavirus en la población de Wuhan, en China, todos los gobiernos del mundo optaron por seguir las normas de contención de China, asumiendo que es la manera adecuada de hacerle frente al control de contagios, todos, menos un país Suecia. ¿Por qué?
No saquemos conclusiones a priori sobre los Suecos, más bien analicemos la conducta de sus gobernantes y las razones por la cual tomaron la decisión de llevarle la contraria al resto del mundo.
Acorde al consenso general de la población y sus gobernantes estos son lo motivos:
1 – Todas las personas tarde o temprano estarán expuestas
No hay manera posible de vivir escondidos para evitar el contagio. LAs medidas de los otros gobiernos del mundo, lo que buscan es controlar la atención a los contagiados, pero conscientes que atenderlos, no necesariamente significa salvarles la vida. Por esta razón y muy a pesar de las medidas de confinamiento, aquellos que se infectan se mueren o se salvan por sí mismos basados en la fortaleza de cada individuo y la manera en que su cuerpo responde ante el virus. No es cierto que el uso de respiradores o las atenciones de las UCI ayuden en algo a los pacientes, simplemente les proporciona herramientas para hacer más llevadera la respuesta ante el virus, pero NO CURA A NADIE.
2 – Todos estaremos infectados de una manera u otra
Para los Suecos, confinarse sólo logra retrasar el contagio porque el virus permanecerá en el planeta por muchos años, hasta haya logrado matar a todos aquellos que no pueden superarlo o hasta cuando se genere una vacuna real. Pero al tratarse de un Coronavirus, las posibilidades de mutación del mismo, lograra superar las vacunas, al igual que la Influenza que cada año termina evolucionando y matando cientos de miles en todo el mundo.
3 – El Confinamiento sólo retrasa el inevitable contagio
En ningún momento los Suecos ponen en duda la fuerza y tenacidad del virus, pero tampoco encubren la realidad de los infectados: Se debaten entre la vida y la muerte y el número promedio en Suecia puede estar entre 15 a 20 muertes por cada 100.000 habitantes.
Noruega y Finlandia tienen menos de cuatro muertes por cada 100.000, mientras que en Dinamarca la cifra es de 7,3. Cuando los comparan con otros países europeos como Italia, España o Inglaterra sus números brillan. En el Reino Unido la tasa es cercana a los 182 por cada 100.000 habitantes.
El confinamiento en países como Noruega y Finlandia han logrado mantener las cifras de muertes bajas, porque sus habitantes se quedan en casa ocultándose del virus, pero eso no los va a convertir en inmunes. Una vez que salgan, que tendrá que pasar en el futuro cercano, se van a contagiar y los que han de morir, morirán, lo único que habrán comprado es más tiempo en confinamiento a cambio del sacrificio de la economía de su país.
Por más loco que suene, los Suecos tienen claro que confinarse sólo prolonga el contagio a cambio de una recesión económica que podría generar un detrimento social mucho más grave.
Para morir, sólo basta estar vivos, pero para asustarnos sobre las maneras de morir, sólo basta una buena campaña mundial de pánico para que todos entremos a un estado de inconsciencia, que nos obliga a olvidar otros factores de muerte a los que ya nos hemos acostumbrado y no le damos la misma importancia.
EL DENGUE
En 2008, en las regiones de las Américas, Asia Sudoriental y Pacífico Occidental se registraron en conjunto más de 1,2 millones de casos, y en 2015, más de 3,2 millones (según datos oficiales presentados por los Estados Miembros a la OMS). En fecha reciente el número de casos notificados ha seguido aumentando. En 2015, se notificaron 2,35 millones de casos tan solo en la Región de las Américas, de los cuales más de 10 200 casos fueron diagnosticados como dengue grave y provocaron 1.181 defunciones, que representa el 11,57% una cifra mucho más elevada que el coronavirus. En otro estudio sobre la prevalencia del dengue se estima que 3.900 millones de personas, de 128 países, están en riesgo de infección por los virus del dengue.
Existen en el mundo muchos casos de virus y enfermedades que literalmente, asesinan a más personas que el coronavirus, lo que ha ocurrido es que este virus en particular se contagia de manera muy rápida y por ello, ha generado todo tipo de alarmas.
Sia todo esto se le agrega el ingrediente de haberse descubierto en China y le metemos la trama política y la especulación de un virus creado en laboratorio para acabar con la humanidad, las cifras de atención y propaganda llegan a niveles increíbles.
Al final del día, del mes o del año que sea, debemos admitir que toca salir del confinamiento y afrontar esa realidad de ser o no una víctima más del virus y aunque la idea nos aterre y genere miedo, nos toca darle la cara a esta realidad y afrontarla al precio que sea.
La pregunta que debemos resolver
es sí ¿Debemos recibirla arrodillados
en una economía devastada por el
confinamiento o si la aceptamos de
pie asumiendo nuestros miedos?
Director: Habib Merheg Marún