Opinión: Kico Becerra
Según las encuestas ya tenemos presidente y será quien ha sembrado odio durante toda su vida pública; siembra truenos y cosecharás tempestades.
Esto presupone que, desde ya, nos preparemos para un gobierno convulsionado desde el primer día; dando bandazos de un lado para otro como ha sido su campaña; con tensión permanente con las fuerzas militares y la policía.
La voluntad del 25% de la población que, es la del 50% del 50 % que vota, decidirá que gobierne un personaje que, hasta sus propios amigos desconfían de él. Se dirá que es el pueblo ignorante que se ha dejado engañar de este hipnotizador de masas populares.
La verdad es distinta, llega al poder este oscuro personaje, por culpa de la clase dirigente que ha gobernado al país en los años que lleva el siglo XXI; una dirigencia que prostituyó el ejercicio del poder; que corrompió hasta los tuétanos el poder; que solo pensó en enriquecerse singularmente y se apropió de los dineros públicos de manera descarada.
Esa clase dirigente que se dividió por lo que nadie sensato se divide: por La Paz. Una dirigencia mezquina y egocéntrica que, no entendió el malestar general producido por la corrupción generalizada de la administración pública y privada; una dirigencia que, sin pudor, muestra los bienes adquiridos por el contratismo, corruptor de funcionarios.
Una clase dirigente que sigue teniendo confianza en soluciones paramilitares, para combatir los bandidos; una dirigencia que no entendió que, persiguiendo los productores de marihuana, mientras el mundo la legalizaba, lo que lograba era corromper más las instituciones y acrecentar ese negocio.
Una dirigencia que se escandaliza porque hay unos jefes guerrilleros en el congreso y calla frente a la presencia de cientos de políticos, conocidos por sus actos corruptos; ahora ve a un ex guerrillero llegar al poder por sus incoherencias.
Una clase dirigente que no vio el desequilibrio social y el hambre en las ciudades; incluso, ahora que, está a punto de perder el poder, sigue dividida por sus egos y los últimos negocios corruptos.
Lo peor es que va a ser reemplazada por otros que, ya conocemos por sus malas acciones. Estamos frente al mismo caso del General Perón en Argentina, cuando la gente gritaba: «Ladrón o no ladrón queremos a Perón».
Conversando con un amigo que va a votar por Petro, dándome la razón en mis observaciones, me dijo: «Es que quiero cambiar de ladrones, me mamé de los actuales; llegó el momento de que roben otros».
Al estilo del gobierno Pastranista, Uribista y Santista, el Duquista hizo aguas y, algunos de sus seguidores no se han dado cuenta; ha sido más realista, por ejemplo, el ex presidente Uribe que, sus áulicos adeptos.
Los asustados por la llegada del nuevo gobierno se han dedicado entre ellos mismos a lamerse sus miedos y mandarse chats, en lugar de salir a convencer a los que no votan; hasta con el agua al cuello siguen despistados.
Ñapa: Gane quien gane, de aquí no me voy y seguiré diciendo lo que pienso, defendiendo las instituciones por encima de los personajes que las ejercen.
Ñapita: lo que está haciendo el Congreso, para dejar un Contralor amigo del gobierno actual, tratando de desconocer el resultado de las pruebas de conocimientos, es un error mayúsculo; si llegan a contrariar las sentencias al respecto, simplemente se les caerá el que escojan; amén del delito de prevaricato de los Congresistas que así procedan.
¡La trampa sale, como dicen los muchachos!