Los ingredientes que llevaron a la tragedia que dejó 125 muertos en el estadio de Malang, Indonesia, se pueden encontrar en cada fecha del fútbol colombiano en mayor o menor medida.
En Malang hubo sobreventa de entradas (4.000 más que la capacidad del estadio), más los ingresos irregulares, las escalas de acceso a las tribunas estaban ocupadas, la rivalidad entre los dos equipos raya con lo enfermizo, los policías asignados no solo eran insuficientes sino mal entrenados para eventos como el sucedido, ingresar a la cancha es relativamente fácil y la logística no estaba preparada para un evento siquiera parecido.
Al terminar el partido entre el equipo local y su archirrival, la hinchada invadió la cancha inconforme con la derrota recibida. La policía, tratando de controlar la situación, la volvió caótica a punta de gases lacrimógenos que buscaban dispersar una multitud encerrada y en la estampida murieron 125 personas más cientos de heridos.
Hace dos semanas en Tuluá, los hinchas del Deportivo Cali invadieron la cancha faltando minutos para terminar el partido que su equipo perdía con el Cortuluá e increparon a jugadores y técnicos. Por fortuna no hubo víctimas. En clásicos regionales los llenos de los estadios son sospechosamente grandes y en las tribunas no se ven espacios para transitar (ocupación de las escalas), las hinchadas de los equipos colombianos se esperan en carreteras para atacar a sus rivales con machetes y armas de todo tipo y en medio de todo, los grupos policiales siempre serán insuficientes para el manejo de masas desbordadas.
Si se dan las condiciones aquí, en cualquier momento puede suceder una tragedia como la de allá.