El tiroteo ocurrió en Oxford, un pequeño poblado a unos 65 kilómetros al norte de Detroit y fue provocado por un joven estudiante que portando una pistola automática con doble proveedor, acató sin motivo aparente a otros estudiantes de la escuela.
Las autoridades aún mantienen en reserva la identidad del joven que durante el tiroteo dio de baja a tres alumnos, dejando varios heridos, entre ellos a uno de los profesores de la institución.
Una vez llegó la policía y tras haber disparado toda la munición, el joven se entregó pacíficamente bajando su arma y solicitando la presencia de un abogado para su defensa.