La Juez 29 con función de Control de Garantías envió a la cárcel a los patrulleros de la Policía Harby Rodríguez y Juan Camilo Lloreda, por su presunta responsabilidad en el homicidio y tortura de Javier Ordóñez, ocurrida el pasado 9 de Septiembre en el occidente de Bogotá. Los uniformados tendrán que estar recluidos en la cárcel de Facatativá.
“El señor estaba esposado y reducido, ¿por qué lo esposan de manos y pies, unieron las esposas y le seguían pegando? A todas luces eso se ve como un trato inhumano que le causó intenso dolor”.
Estos fueron algunos de los reproches que hicieron parte del jalón de orejas que le dio la delegada de la Rama Judicial a los uniformados de la Policía, quienes a su juicio, “irrespetaron la institución y la hicieron quedar mal”, con las actuaciones que le provocaron la muerte a Ordóñez. De ahí que la juez determinara que son un peligro para la comunidad y obstrucción a la justicia.
Para muchos defensores de
Javier Ordoñez, la decisión de la Juez,
genera esperanza en la justicia.
La juez dijo que solo bastó una hora y 20 minutos para que los patrulleros, con su actuar, en el marco del procedimiento policial, presuntamente, acabaran con la vida del hombre de 45 años, quien se encontraba departiendo con dos de sus amigos, cuando encontró la muerte en la madrugada del pasado 9 de Septiembre.
Argumentó la juez de garantías que los golpes en el pómulo, la nariz, la mandíbula, el pecho, el hombro, la rodilla izquierda, el antebrazo izquierdo e incluso las esquirlas de un proyectil de arma de fuego, es una evidente violencia contra la humanidad de Ordóñez.
“Se puede inferir que tuvo que ser muy violento el procedimiento policial para que se produjera ruptura de arterias en su abdomen, que le causaron mucho dolor y sufrimiento”, expresó la juez, con base en uno de los testimonios que trajo a colación la Fiscalía, con el que buscaban dejar al descubierto el actuar de los uniformados.
Respecto del delito de tortura, la juez dejó claro que “es evidente que hubo tratos crueles e inhumanos que, al parecer, no eran necesarios, porque ya tenían reducido al señor Javier Humberto, ya que uno le tenía oprimida la cabeza y el cuello, sumado al táser”.
Las actuaciones de los uniformados, para la juez, a todas luces, son hechos que no deben tener los funcionarios del Estado que están para proteger a la ciudadanía. La delegada de la Rama Judicial aseguró que Juan Carlos Lloreda, quien accionó el táser contra Ordóñez, ya tenía una denuncia hecha en febrero de este año, esto, luego de que también agredió a una pareja que se encontraba en un parque.
“Marco Emilio, es un abogado, que dijo que Juan Camilo Lloreda en su calidad de patrullero, los abordaron, los redujeron, les pegaron, y él alcanzó a decirle al hermano y le hicieron el mismo procedimiento excepto el táser, pero los golpes no fueron tan contundentes, pero le pegaron a él y su hermano”, expuso la juez, trayendo a colación este caso en el que se evidencia el actuar irregular del patrullero hoy imputado.
La juez reprochó que, si bien los abogados defensores expusieron las hojas de vida de los uniformados con un sinnúmero de felicitaciones en las mismas, es evidente que tienen capacitación sobre el uso de las armas de dotación y aún más de un procedimiento policial, sin embargo, lo que dejó de presente es que “la fuerza es necesaria cuando se requiere y de manera proporcionada, más no desbordada. Son dos policías encima de un ciudadano que no se podía mover, que estaba inmovilizado y lo trataron con el menor respeto de la dignidad humana”.
“Es obligación del Estado proteger a la ciudadanía, y aquí agentes del Estado utilizaron toda su fuerza para todo lo contrario. En Colombia está prohibido la tortura y tratos crueles e inhumanos y degradantes”.
“Los ciudadanos creen que la Policía los cuidan y, al parecer, ese procedimiento fue totalmente adverso”, añadió la juez, quien no dejó de reprocharle a los uniformados el motivo por el cual le generaron múltiples lesiones, aún cuando Ordóñez ya estaba reducido en el piso rogando por su vida.
Director: Habib Merheg Marún