Opinión: Mauricio Guzmán Cuevas

La posesión del Presidente Gustavo Petro fue un acto marcado por símbolos que respondían a los anhelos de cambio de las mayorías del País. Las plazas a reventar esperanzadas tanto en Bogotá como en las distintas ciudades fueron un derroche maravilloso de ricas expresiones culturales de diversión pacífica; de reivindicación histórica del origen de Petro y su compromiso con las democracias y la paz en los últimos 30 años.

Desde que nació el M19 recuerdo a Jaime Bateman reivindicando que la Revolución en Colombia debía hacerse con alegría, música y encuentros donde el pueblo congregado pueda mitigar su tristeza dando rienda suelta a lo Sorba el griego, bailando hasta el amanecer.

En su intervención el presidente del congreso, Roy Barreras, se paseó con su experiencia y conocimiento por los temas de interés nacional caracterizando a la Colombia de hoy, haciendo un corte de cuentas con el gobierno Duque y comprometiendo al congreso con las reformas que el gobierno necesita aprobadas desde este primer año. Reivindicó su liderazgo intelectual y logró, llevando la vocería de sus colegas, la admiración y aplausos de propios y extraños.

Tras jurar como Presidente de la República, Gustavo Petro quiso mandar la primera señal de Autoridad propia de su estilo. No continuamos adelante hasta tanto no se cumpla mi deseo. Se hizo traer la espada de Bolívar para significar que mientras haya injusticia esta puede ser empuñada contra quienes nieguen los derechos humanos consagrados en la constitución. Así justificó su militancia inicial y pidió mantenerla envainada en un lugar público mientras haya democracia.

Contradictoria señal para quienes a futuro encarnen el descontento social. 

Lúcida y con orden resultó la intervención de Petro como presidente.

Reivindicó el derecho que todo ser humano tiene para merecer una segunda oportunidad para vivir en Dignidad sobre la tierra.

Solo casó pelea con Duque por su comportamiento con la espada, pero no graduó de antagonista a nadie e invitó a construir una política del amor ofreciéndose como el gobernante amigo de todos.

Si bien los medios ya divulgaron profusamente el decálogo de sus principales propuestas, quiero destacar lo que más me gustó:

Superó en su mensaje lo que se propone para cambiar el país. Avanzó en CÓMO lograrlo. Sabe que los hechos, las acciones le garantizarán Resultados.

A.) Seremos una potencia Mundial de la vida.

No más guerra.

 Todos los actores del conflicto, si dejan las armas podrán encontrar escenarios democráticos para vivir en paz total.

Se estimulará el diálogo social para a través de la razón, construir soluciones.

La política antidrogas debe cambiar para que en los próximos 40 años no matemos más de 1 millón de colombianos y 2.5 millones de consumidores americanos. Para ello propone que Latinoamérica les hable a las mayorías consumidoras del mundo sobre ese cambio imperativo.

Los acuerdos de paz sin cambio de política antidrogas no sirven.

La vida del planeta amenazada por la destrucción amazónica tiene en Colombia un aliado para conservarla creando un fondo mundial que contribuya a financiar la cuidada del bosque húmedo tropical y su regeneración. 

La producción de Energías alternativas en Latinoamérica tendrá un socio en Ecopetrol para garantizar su limpieza.

Está resuelto a proteger nuestro suelo y subsuelo, nuestros mares y ríos.

B.) Trabajar para vivir sabroso.

Desarrollar la industria nacional, la economía popular y el campo colombiano.

Insistió que sin producción no habrá como superar la pobreza en una clara alusión a quienes se han anticipado a inventariar los bienes que van a invadir y apropiarse por la fuerza.

Se respetarán los procedimientos legales para conseguir mayor equidad en la redistribución del ingreso.

El deseo confiscatorio de algunos, por ahora será utilizado para redistribuir los bienes que tiene la SAE entre campesinos, mujeres, jóvenes y emprendedores. 

Las fuerzas armadas se convertirán en una fuerza de inteligencia que combata la corrupción y recupere los recursos robados al fisco.

Para estimular la laboriosidad habrá igualdad de género en el acceso y remuneración de la relación laboral. 

Los jóvenes podrán acceder a los puestos de 2a línea en el gobierno.

Serán auxiliados con subsidios desde la solidaridad impositiva los abuelos y abuelas, los niños y niñas, las personas con discapacidad y las personas a las que la historia o la sociedad ha marginado.

C.) Gobierno de Puertas Abiertas.

Dialogar con todos y todas, sin excepciones ni exclusiones.

Sentarse hablar con los contradictores en vez de perseguirlos o judicializarlos.

Escuchar a los colombianas y colombianos.

Un gobierno descentralizado hacia las regiones.  En la calle, compartiendo como viven los marginados.

El equipo de gobierno ha sido integrado con voceros de las mayorías ciudadanas así no hayan votado por Petro. Un buen ejemplo de magnanimidad y espíritu unitario.

D.) Cada minuto durante estos 4 años que se pierda es irrecuperable.

Al darles posesión a los ministros invocó el tiempo como el peor enemigo de las acciones de gobierno.

Sabe que los procedimientos en democracia toman tiempo para producir los hechos que realicen la visión de país.

Sobre todo, el cerco burocrático de quienes se resisten por comodidad a los cambios. 

Alertó sobre la creación de poderes paralelos o ranchos aparte que impiden el funcionamiento eficaz de la administración pública.  Las ruedas sueltas y a quienes el poder enloquece Temprano. 

Su experiencia de aciertos y errores cuando fue Alcalde lo tiene más amigo de la disciplina para lograr el éxito.

E.) Cumplir nuestra Constitución y las leyes.

Es uno de los orgullosos promotores de nuestra Constitución y con su ejemplo de vida en los últimos 30 años no quiere que quepa duda acerca de su compromiso democrático. 

Cambiar y reformar construyendo consensos. 

Reglas estables e iguales a todos sin privilegios.

Me gustó el Petro Presidente. ¡Quiere gobernar con Todos y para Todos!