Wikipedia describe así el empalamiento: “ …es un método de ejecución donde la víctima es atravesada por una estaca sea por un costado, por el recto, la vagina, por la boca, o cualquier parte del cuerpo”.
A esa salvajada, propia de épocas bárbaras, y a aberrantes actos sexuales, fue sometida la joven que hace pocas semanas se hizo viral en redes al difundirse un video donde aparecía una señora arrojando heces de perro en la venta callejera de arepas que la víctima tenía en compañía de su mamá en la ciudad de Villavicencio.
Lina María, la joven agredida, estudiante de Administración de Empresas de la Universidad de los Llanos, salió el lunes 7 de noviembre a comprar carbón para su puesto de arepas con cuyo producido sostenía su casa y su hijo pequeño y fue secuestrada por un sujeto que abusó de ella, la empaló y la dejó moribunda en su carro hasta que la policía la encontró y la llevó a un hospital.
Ayer, la noticia fue un periodista que golpeó y arrastró a su pareja en compañía de otro sujeto en Bogotá. Hoy, la violación y el empalamiento de una joven en Villavicencio. Definitivamente, algo está funcionando muy mal en esta sociedad.