Un oso perezoso decide cruzar la calle. Se prepara física y mentalmente para este desafío. Avanza con mucha determinación, pero a una velocidad, que lo hubiese puesto en peligro de ser atropellado si hubiese seguido. Un hombre lo ayuda a cruzar y lo deja seguro en un árbol. Actos así son los que hacen recuperar la fe en la humanidad.
Una nueva muestra de cariño hacia los animales, de las miles que suceden cada día.