En el barrio Rosales, uno de los mas exclusivos de Bogotá, se presentó un hecho que fue denunciado por la propia víctima en el diario El Espectador. Se trata de Edy Fonseca, una mujer que trabaja desde hace años como vigilante de un edificio, a la que la administración obligó, de manera tajante e irresponsable, que debía permanecer en el edificio por motivos del confinamiento, laborando así las 24 horas al día y durmiendo en un colchón inflable que pusieron en el sótano del edificio.
Sus jefes le dijeron ese 24 de Marzo, día en la que empezó la Cuarentena en todo el país, que el gobierno de Iván Duque había obligado a la gente a quedarse encerrada en sus casa y por eso ella tenía que quedarse a vivir en la portería del edificio.
El sitio donde durmió lo acababan de desinfectar porque tenía una invasión de ratas. Le dieron $15 mil pesos diarios para los tres golpes. Por miedo a perder su trabajo la vigilante aceptó.
Finalmente, Edy logró liberarse de esta tortura y estableció una demanda contra el edificio y ahora la administración deberá pagar una cuantiosa suma de dinero por la violación a los derechos de esta mujer.
Una clara muestra de cómo las clases pudientes se aprovechan y vulneran los derechos de los empelados.
Director: Habib Merheg Marún