Durante el último fin de semana las redes sociales se inundaron con discusiones sobre el cierre del piqueteadero Doña Segunda de Bogotá. El sellamiento lo hizo la Dian durante tres días en forma de castigo porque el establecimiento no otorga factura electrónica, lo cual es una obligación. Finalmente, este lunes pudieron abrir nuevamente sus puertas.
Luego del cierre algunos medios colombianos entrevistaron a “la pobre viejecita” doña Segunda, quien se veía notablemente afligida. Esa imagen, de la señora afectada, caló en los blandos corazones de los colombianos, quienes se pusieron de lado de ella, viéndola como una víctima del sistema.
Sin embargo, tan víctima no sería. Por un lado, se conoció que la Dian ya había hecho visitas a su restaurante, en las cuales dejaron la advertencia de que debían implementar la facturación electrónica.
Por otro lado, se conoció que el cierre temporal no la dejaría en la quiebra, pues en realidad el restaurante tiene millonarios ingresos, lo que, además, la faculta y obliga a otorgar ese tipo de factura.
Pero la información no para ahí, pues también se conoció que la nieta de Doña Segunda estudió finanzas en la Universidad Sergio Arboleda para, precisamente, dedicarse a la administración del negocio, con lo cual, tendría los conocimientos y medios para implementar esa facturación.