Casi 5 meses después de su último partido con el Everton, el colombiano Yerry Mina reapareció en la titular, marcó gol de cabeza y… se lesionó. Salió del campo al minuto 76.
La historia pareciera repetirse y aunque el técnico Frank Lampard se mostró optimista respecto a la situación del defensor central, la aparente facilidad con que se lesiona provoca en el equipo, en el propio jugador y en la afición, serias preocupaciones.
En el equipo pues es un activo de la institución y sus lesiones y falta de juego le hacen perder valor a su pase además de obligarlo a jugar con el suplente durante muchos partidos; en el jugador porque la falta de ritmo y el temor a lesionarse hacen que juegue con prevención y no aporte todo su potencial y en la afición porque, como quedó demostrado ayer, Mina es fuerte en defensa, pero además hace goles y es muy peligroso en el juego aéreo.
El caso del defensor del Everton se parece al de James Rodríguez cuyas lesiones le impiden jugar con regularidad y cuando lo hace, se le nota la falta de ritmo y de partidos.
Con la lesión de Mina, la selección Colombia sufre otro golpe en su columna vertebral. Ospina, su arquero, juega en una liga menor, Mina, lesionado, James, intermitente y Falcao con muchas ganas, pero su fútbol está lejos del que tuvo.