El martes 28 de enero llegaron los primeros colombianos deportados de Estados Unidos por el gobierno de Donald Trump, una situación que generó una tensión diplomática entre ambos países, pues los norteamericanos pretendieron enviar a los ciudadanos encadenados, sin importar que ninguno tenía antecedentes. Sin embargo, la información generó más molestia cuando se supo que algunos menores de edad también iban a ser esposados.

El gobierno de Donald Trump justificó los encadenamientos asegurando que los deportados eran “asesinos, narcotraficantes, pandilleros, las personas más duras que jamás hayas conocido o visto”. No obstante, Luis Gilberto Murillo, canciller de Colombia, confirmó que ninguno de ellos tenía antecedentes judiciales.

https://twitter.com/LuisGMurillo/status/1884268174117593172

La situación generó tensión diplomática cuando el presidente Gustavo Petro anunció que no iba a recibir el primer vuelo con los colombianos deportados, pues estos venían encadenados, posiblemente también los niños. Finalmente, el mandatario ordenó que fueran trasladados en aviones de la Fuerza Aérea en “condiciones dignas”.

Diferentes autoridades recibieron a los colombianos deportados y les preguntaron sobre las condiciones en las que habían sido detenidos y expulsados. Según esa consulta, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar confirmó que las autoridades estadounidenses tenían a los niños esposados.

https://twitter.com/WRadioColombia/status/1884635471449292860

De igual manera, Astrid Cáceres, directora del ICBF, informó a la prensa que hubo maltrato psicológico a los menores: “Estamos hablando, por ejemplo, de levantarlos a las 3 de la mañana a bañarse con agua fría y ver los malos tratos a sus papás. Eso también genera un traumatismo importante que es el que tenemos que empezar a reparar porque obviamente los migrantes no son delincuentes”, expresó.

Habib Merheg Marún