Editorial: Habib Merheg Marún
Amanecimos con la tristeza en el alma al escuchar en palabras de sus propios actores, como Iván Márquez, Santrich y El Paisa, en un discurso incoherente y falto de credibilidad, anuncian el retorno a las armas y la guerra en nuestra golpeada nación.
¿Quién se beneficia en esta nueva guerra?
Son muchos los intereses creados alrededor de La Lucha por la Paz, las máscaras ocultas de los intermediarios en la venta de armas, pero ese recurso económico sale de las arcas del estado, de los impuestos que con tanto esfuerzo los colombianos pagamos, en aras de mejorar la situación del país y que amenazan con terminar en los bolsillos de quienes promueven la guerra, el negocio más lucrativo del mundo.
Regresar a la guerra significa reducciones sustanciales en las carteras de salud, la educación, la cultura y el deporte, esos ministerios son por lo general los que terminan financiando la guerra, generando gastos astronómicos que debemos pagar todos y que al final, dentro de otros cincuenta años, no garantizan absolutamente nada bueno para el país, pero si engordan los bolsillos de quienes, con propuestas de seguridad nacional, llenan sus cuentas en bancos de países paraísos fiscales, que hoy por hoy abundan en el caribe.
Regresa el llanto de las madres que pierden sus hijos en la guerra, campesinos que dan su cuota de sufrimiento, sumado al olvido del estado en las tierras productivas. Nos regresan a los titulares de noticias en donde se anuncian nuevos falsos positivos para sustentar los billones de pesos que se invierten en una guerra costosa, improductiva e infinitamente absurda.
Regresamos al grito de pulmón abierto del Centro Democrático que lidera con acabar de una buena vez con el proceso de paz, desacreditando a la JEP y permitiendo que el dueño del potrero regrese a las peleas de gallo pelao que durante 50 años fueron noticia en esta patria boba.
Nos roban el derecho a progresar y nos regresan, como lo hacían en los países africanos en conflicto, a una guerra que nunca tuvo, ni tendrá un victorioso, sólo pérdidas y dolo en todos los que soñamos con un país pujante que quiere salir adelante.
No abandonemos el proceso de paz, no permitamos que Iván Márquez y el Centro Democrático en cabeza de Álvaro Uribe nos regresen al pasado oscuro que tratábamos de dejar atrás, marchemos en las calles exigiendo seguir adelante, no nos dejemos amedrantar de una nueva guerrilla organizada, no existe tal cosa, no seamos ingenuos, hagamos valer nuestros derechos y salgamos a la calle a decir NO A LA GUERRA.
Colombia está más viva que nunca y no vamos a caer en esta trampa diseñada para generar miedo y frustración, seguiremos adelante, luchando por una paz concertada, que tal vez no sea perfecta, pero que nos permita vivir en armonía.
La calle nos espera para exigir nuestros derechos a una Colombia sin guerra, unida por una causa común: Crecer como país, unión social democrática y oportunidad para que las nuevas generaciones tengan un futuro productivo y digno.
Yo digo NO A LA GUERRA!
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