OPINIÓN: JAIME OREJARENA GARCÍA
Como están las cosas, la izquierda en Colombia no repetirá presidencia y ese apetecido cargo caerá en manos de la derecha, o mejor, de la oposición a Petro, es decir, será de quien resulte de la coalición Toconpetro (Todos contra Petro), entre los cuales estarán los pupilos de Gaviria, los godos, los del hombre del coscorrón, los verdes desteñidos y, cómo no, los súbditos del imputado más todas las demás hierbas de nuestro pantano político.
Todos ellos llevan tres años difundiendo la idea de que con Petro, dejamos de ser la Suiza que fuimos. Todos los días sacan un cuento diferente, algún “presunto” delito, un “supuesto” desastre, alguna vaina con la cual puedan joder al presidente que, por demás, les da toda la papaya del mundo. Cuentan con todos los medios de comunicación, con la mayoría de los llamados periodistas, con la chequera para pauta de los alcaldes de las ciudades principales y el apoyo decidido de los brutos de la guerrilla (¿caben aún en la definición de “guerrilla” …?), que ambientan la cacareada catástrofe con un burro-bomba allí, un retén por allá, un dron por acullá.
El próximo presidente la tendrá fácil. Tan fácil que un tipo como Ivancho se fajaría en ese puesto. Y no es un juego de palabras, no. Hasta Andresito sacaría pecho y Pachito podría salir bien librado. Y si ellos podrían, ¿por qué yo no? Somos bastante parecidos en cuanto a perezosos, vagos y buena vida. Somos charlatanes, no nos arrugamos ante ningún micrófono y tenemos ciertas virtudes histriónicas, además de que los pobres nos caen auténticamente mal. Eso sí: yo, como ellos y casi los 70 precandidatos, seríamos pésimos presidentes si habláramos en serio, pero ¿alguien en este platanal sin remedio habla en serio …?
La cosa es fácil: Petro dejará de ser presidente el 7 de agosto de 2026, día en que me posesionaré.
Durante mi campaña, me dedicaré como mis competidores, a hablar mal del tipo y a decir cuanta barbaridad se me ocurra: que se come las uñas de los pies, que no sube el aro del inodoro, que no apaga la luz al salir… Idioteces de ese nivel que no se diferenciarán mucho a las que vienen usando mis contrincantes y que en la medida que la campaña avance, subirán de nivel de vulgaridad y mentiras. Prometo esforzarme y es probable que iguale y supere a la Vicky, pero no me pidan que supere a Abelardo. Ese nivel es insuperable.
Junto a mis amigos de los medios (nunca los he tenido pero seré presidente con plata…), nos dedicaremos a escarbar los 4 años de Petro y cual arqueólogos encontraremos de todo. Y cuando digo de todo me refiero a lo que existió y a lo que no, a lo que fue y a lo que no fue.
Sigo. Mi plan de gobierno se llamará “Culpa de Petro”. Al momento de ponerme la banda (la presidencial, digo), habremos creado tal ambiente de caos que cualquier cosa que pase o no, será, como hoy, “culpa de Petro”: si el dólar se trepa, si la inflación sube, si el Deportivo Cali se va a la B, si Trump nos desprecia o nos quiere (no sé qué será peor…). Así lo haré saber en mis alocuciones presidenciales que volverán a ser absolutamente aburridas como lo fueron siempre.
Si a la indiamenta le da por bloquear las vías, Petro será el culpable. Si son los camioneros los que protesten porque seguramente les subiré el precio del diésel, será mi antecesor el responsable. Si el sistema de salud termina de explotar, acudiré a mis amigos de los medios para contarle al país que recibí un sistema en ruinas y que tendré poco tiempo para recuperarlo.
En eso se irán los dos primeros años, calculo yo. Y como Petro no soltará el X como no lo suelta hoy, aprovecharé lo que diga para afianzarme en mi papel de redentor mientras lo sigo crucificando el resto de mi periodo hasta terminarlo. El período.
Volveremos a ser la Suiza que siempre fuimos, sin pobres, sin corruptos, sin escándalos, sin Escombreras ni famosos imputados. Hablando de imputados, lo único que procuraré hacer será revivir la reelección para acabar con esa absurda prohibición que nos impide beneficiarnos de la sabiduría de mis antecesores. Pondré un articulito, eso sí: no válido para ex guerrilleros.
OPINIÓN: JAIME OREJARENA GARCÍA