Por Habib Merheg Marún
Quizá por la pandemia, quizá por el paro, tal vez por los desmanes de todas partes, hay realidades de Colombia que se van olvidando. La catástrofe de Providencia, por ejemplo.
El 16 de Noviembre de 2020, el huracán Iota destruyó la isla. Sí, la destruyó. Quedó en pie muy poco y el gobierno se apresuró a visitar las ruinas. El presidente Duque asistió con buena parte de su gabinete e hizo el anuncio que en 100 días la isla estaría reconstruida.
Famosa es su foto donde ayudaba a descargar un avión con ayudas y más famoso es el video donde se demostró que estaba posando para la propaganda oficial y que lo de la caja era solo apariencia. Como apariencia fue todo de ahí en adelante.
La reconstrucción pronto tuvo “gerente” y anuncios y plata y proyectos y todo lo que esa situación merecía. Pero pasaron los días y el gobierno corrigió: que ya la fecha empezaba a correr el 1 de enero, que los 100 días contaban a partir de esa fecha.
Pues bien, van 155 días y Providencia entra a ocupar un lugar de honor entre tantas cosas que le hacen ver a muchos que este rico país, lleno de la mejor gente, capaz de resistir y resistir, padece de gobiernos que parecieran dedicados a auto desacreditarse.
Circula en redes un testimonio de la periodista Amparo Portón, residente en la isla, donde aparece en la carpa que hoy es su casa, relatando su experiencia (pueden verlo aquí: https://twitter.com/etatiana1/status/1400151129908994053). Lo que relata en su video no es nada comparado con lo expresado por ella en las entrevistas radiales que no pudieron completarse porque la señal de celular se cayó como sucede con frecuencia a pesar que una de las primeras promesas del gobierno, fue garantizar buena conectividad con el resto del país. Dice que no tienen hospital, no tienen colegios, solo han construido dos casas…Asegura que allá “se inauguran carpas”. (https://caracol.com.co/programa/2021/06/03/6am_hoy_por_hoy/1622734312_827853.html).
Providencia y Santa Catalina son los casos mas recientes. Pero en la memoria reciente está Mocoa, la capital de Putumayo que años después espera que lo prometido por el gobierno se cumpla. O Gramalote en Norte de Santander, por mencionar solo dos casos que por la magnitud llamaron la atención de los medios.
Así como esos casos grandes hay cientos o miles de casos pequeños: el derrumbe, la inundación, la vía intransitable o inexistente. Diagnósticos hay muchos y en todos aparecen como causas una falta de capacidad gerencial inmensa, un exceso de trámites que todo lo alarga y encarece, la escogencia a dedo de los encargados de enfrentar situaciones tan difíciles y un afán de hacer anuncios solo por cumplir, con la consecuencia que entre la gente el sentimiento de frustración crece y crece.
En Providencia no hay ni paros, ni bloqueos, ni desmanes. Pero el turismo está “en paro”, su reconstrucción “bloqueada” y sus habitantes sufriendo los “desmanes” de tener que vivir hace 150 días en carpas.