Volker Türk, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, se pronunció públicamente para rechazar los bombardeos que las fuerzas militares estadounidenses están cometiendo a embarcaciones en aguas internacionales por sospecha de transportar narcóticos.
“Estos ataques, y su creciente costo humano, son inaceptables. Estados Unidos debe ponerles fin y tomar todas las medidas necesarias para evitar las ejecuciones extrajudiciales de personas a bordo de las embarcaciones, independientemente de la conducta delictiva que se les impute”, expresó Türk.
Y es que, hasta el momento, Estados Unidos ya ha bombardeado, desde septiembre, por sospecha de transportar drogas, al menos 15 embarcaciones, dejando un saldo de 62 muertos, de los cuales no se conoce la identidad ni la cantidad de las drogas que supuestamente traficaban.

Para diferentes organizaciones sociales, los bombardeos violan los derechos humanos y no son significativamente útiles en la lucha contra las drogas. Además, los expertos opinan que si se comprobara que los muertos transportaban drogas deberían ser entonces sometidos a un juicio. Según Türk, esos ataques “no tienen justificación alguna en el derecho internacional”.

Human Rights Watch (HRW) ya había calificado los ataques como «ejecuciones extrajudiciales». Mientras que la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos asegura que los bombardeos serán ineficaces a largo plazo y “sin efecto duradero, a pesar del enorme derramamiento de sangre”.
El alto comisionado Türk hizo un llamado a las autoridades de Estados Unidos para que respeten el debido proceso. Los invitó a que intercepten las embarcaciones sospechosas y que los presuntos narcotraficantes sean sometidos a un juicio conforme a las normas penales.

La ONU aseguró que los muertos podrían ser de Colombia, Venezuela y Trinidad y Tobago, pero que no se conocen pruebas para sostener las acusaciones de que eran narcotraficantes.
Hasta el momento el gobierno de Donald Trump no ha respondido a las declaraciones de Türk. Sin embargo, si una cosa han demostrado el mandatario estadounidense y sus funcionarios es que las opiniones de la ONU poco o nada les importan.