Opiniòn: Kico Becerra

Como se arruga el alma cuando un amigo se nos va para siempre.

Germán Bahamón Vanegas fue amigo mío desde el colegio de La Salle, en Bogotá, donde fuimos internos varios años.

Era un extrovertido jovencito, buen deportista, buen compañero, polifacético y super activo. Como buen opita, de un gran sentido del humor, no exento de cínicos comentarios al margen.

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Parrandeamos juntos en algunos San Pedros, cuando éramos recibidos por su familia, algunos compañeros de colegio; en su casa y en la de los Vanegas Silva, nos sorportaban con cómplice generocidad.

Desde esos lejanos días disfruté de su leal amistad. Fui huésped de su hogar y, aunque no nos veíamos con la frecuencia que quisiéramos, la llama de nuestra amistad siempre permaneció luminosa.

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Germán era un emprendedor nato. Siempre tenía una idea para desarrollar; un proyecto para sacar adelante; era un obsesivo por el desarrollo del Huila.

El destino me jugó una cruel jugada; el 5 de noviembre pasado, antes de la 7 AM, me puso un mensaje por Twitter que decía textualmente: «Hola Kiko. Dame tu e mail. Abrazos.»

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Solo vi el mensaje cuando me enteré de su fatal accidente y empecé a buscar cómo me comunicaba con la familia.

A su esposa y compañera en todo momento, Claudia, sus hijos y demás familiares mi voz de solidaridad en estos duros momentos.

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Cuando evoquemos su memoria siempre aparecerá en nuestra mente su amplia sonrisa y el recuerdo del amigo gentil y leal.

¡Hasta pronto, compañero!

Manuel Francisco Becerra Barney