Su nombre representa la opulencia. Sus bancos, el poder financiero. Sus concesiones viales, el poder de la contratación sin consecuencias. Su fondo de pensiones, el poder de los billones ajenos. Su periódico, el poder de los medios.

Precisamente en su periódico El Tiempo del cual es único propietario desde hace años, apareció una entrevista en la que él, Luis Carlos Sarmiento Angulo le cuenta al país de los más de 20 millones de pobres y de más de 8 millones que viven al borde la miseria que “lleva una vida sencilla…”.

“Tengo comodidades, es decir, tengo una buena casa… tengo algún avión, también, tengo una casa en las Bahamas, en fin, tengo comodidades… nada del otro mundo ni nada para hacer locuras… cosas normales”, le dice en la entrevista a quien le pregunta más como empleada sumisa y admiradora entregada que como periodista, la señora María Isabel Rueda.

Y sí, medir es comparar. Tal vez frente a Elon Musk, Sarmiento es un pobre ingeniero emergente. Pero frente al país del que vive, en el que ha forjado su fortuna no sin falta de críticas, un poco de moderación vendría bien. Moderación para el medio y para la entrevistadora sobre todo cuando la misma semana en que con bombos y platillos se anunció la entrega de algunas obras de la vía Bogotá – Villavicencio concesionada a Sarmiento, la misma tuvo que ser cerrada por la creciente de una quebrada…

Habib Merheg Marún