Hace un año por estos días, la afición futbolera pereirana palpitaba con emoción ante la posibilidad de que su equipo fuera campeón del torneo por primera vez en toda su existencia. Hoy esa misma afición después de un año mediocre, permanece expectante ante el futuro de su equipo que no tiene técnico y se ilusiona con que su equipo cuente con uno de categoría internacional como Leonel Álvarez.

En el Deportivo Pereira, contrario a lo que pasa en varios equipos que mantienen enterada a su afición sobre el acontecer de su escuadra, nadie habla. Solo puede hacerlo su dueño, o presidente, o “mayor accionista” como los llaman algunos periodistas deportivos. Nadie más. Y habla poco.

Eso da espacio para los rumores. Que Leo sí, que Leo no, que los abogados de allá, que los de acá, que los de más allá, que el salario, que el “proyecto”, que la casa, que los premios… Y cada aficionado tiene su propia historia basada en los rumores, es decir, nadie tiene nada más allá de la ilusión.

Si el equipo pereirano contrata a Leonel Álvarez, sería una contratación de lujo muy bien recibida por la afición. Si no se da el contrato, esa misma afición estaría en el derecho de pedir el VAR para saber qué fue lo que pasó.

Al fin y al cabo, son lo que llenan el estadio.