El “Tribunal de la Santa Inquisición Deportiva” más conocido como Tribunal de Arbitramento Deportivo (TAS), definirá si condena a la hoguera del retiro prematuro a Nairo Quintana o le permite volver a competir luego que, finalizado el Tour de France, fuera sancionado por, supuestamente, usar el medicamento Tramadol.

“Soy optimista porque soy honrado, soy honesto. No he hecho nada malo, nada ilegal y quiero defenderme por eso mismo ante el TAS, por eso he llegado hasta esta instancia”, dijo Nairo al momento de anunciar la salida del equipo Arkea hace algunas semanas. Precisamente la sanción fue uno de los motivos para que el ciclista colombiano más ganador de la historia estuviera hoy sin equipo y con un futuro bastante incierto.

El asunto se complica para Quintana pues pasan las horas y se van cumpliendo los plazos para que los equipos contraten. Y mientras el Tribunal mantenga la lápida de la acusación sobre el pecho del corredor, ningún equipo querrá tenerlo en sus filas por más buena historia que tenga.

Y no porque los equipos y sus técnicos sean ángeles del buen comportamiento sino porque incluyendo a un corredor cuestionado atraerían la mirada de los investigadores hacia ellos y ninguno quiere que se sepa la marca del talco para pies que cada uno emplea…

Habib Merheg Marún