El hasta hace pocos días juez segundo laboral de Bucaramanga, Rubén Morales, denunció persecución laboral desde el mismo instante en que recibió un proceso judicial que toca los intereses del excandidato presidencial Rodolfo Hernández.

Más allá de la particular forma en que Morales decidió hacer público el hecho (disfrazado cual sacerdote de la Inquisición tocando una campana por los corredores de los juzgados), la denuncia es lo importante: dice el exjuez que lo han tratado de sobornar para que dilate el proceso judicial a su cargo en contra de Hernández interpuesto por un empleado que dice fue despedido injustamente de una de las empresas del excandidato.

Denuncia que prefirió renunciar para poder defenderse de los 14 procesos disciplinarios que se le abrieron luego de recibir el caso en su despacho y negarse a aceptar el soborno que, según su relato, subió hasta los 1.000 millones de pesos.

Argumenta Morales que tiene las pruebas de lo que está denunciando. Como sea que termine el asunto, es otro lunar que le aparece a la vida pública de quien estuvo a poco más de los 500 mil votos para ser presidente y que acaba de renunciar a la curul en el senado.

Habib Merheg Marún