Hace veinte años las mascotas sólo eran animales que teníamos en casa por diversión o necesidad de sentirnos acompañados. Existía un afecto para con ellos, pero en aquel entonces se tenía claro las diferencias entre mascotas e hijos. En la medida del tiempo las cosas han cambiado radicalmente, ahora los perros y gatos son tratados casi como humanos, se compra comida especial para ellos, se les lleva a la peluquería y a citas medicas preventivas, requieren de un espacio acondicionado para ellos en la casa y son considerados miembros activos y reales de la familia.

Esta nueva cultura animalista que estamos viviendo en este milenio, parece obedecer a un acercamiento sentimental entre las mascotas y los seres humanos, que deriva en consecuencias buenas y malas.

Generar afectos para con los animales es saludable, nos hace sentir más humanos y cercanos a la naturaleza. Improntar (hacer depender a los animales de los humanos) tiene sus consecuencias que limitan y ‘castran’ los instintos naturales de los animales.

Los gatos siempre querrán cazar pájaros, es su instinto natural y obligarlos a no hacerlo es como pedirle a los perros que no ladren cuando sientan inseguridad. Hay cosas que deben permanecer, que deben ser respetadas por parte de los humanos.

Cada mascota trae consigo alegrías y momentos fantásticos, pero cuando llega su hora de abandonarnos, genera dolor y sufrimiento como la partida de un miembro de la familia y esto no es saludable, en especial para los niños y adolescentes que encuentran en estas mascotas el vinculo sentimental que no tienen en sus casas.

Pero en general, debemos entender que las mascotas y nuestra relación con ellas ha cambiado mucho y que hoy, gracias a los comercios que buscan su lucro a través del sentimiento, inventan todo tipo de estrategias para ‘obligar’ a los amos a invertir cantidades de dinero en cosas que ellos realmente no necesitan y que no valoran como muestra de amor, por ejemplo ponerles ropa o artículos no propios de su naturaleza.

Las mascotas solo necesitan cariño, respeto, alimentación y buen trato, ir más allá podría generar conflictos que traen sus consecuencias.

Director: Habib Merheg Marún