OPINIÓN: FRANCISCO MEJÍA PARDO

Empecemos por precisar cuál es la definición técnica de recesión: es el decrecimiento de la actividad económica durante dos trimestres consecutivos, sobre la tasa de variación del PIB. En pocas palabras la actividad económica se reduce, disminuye el consumo, la inversión y aumenta el desempleo.

Características:  

– Baja el consumo

– Cae la inversión

– Se reduce la producción

– Sube el desempleo y a veces los precios suben. Cada recesión tiene elementos diferentes, lo importante es que de ella no se produzca una crisis o depresión.

Causas:

– Inflación y desempleo

– Sobreproducción

– Endeudamiento excesivo

– Huida de capitales

Como podemos ver Colombia cumple con la primera, con la tercera y ya se empieza a evidenciar la fuga de capitales.

Para poder hacer un análisis objetivo de la recesión debemos analizar primero que todo que tan colapsada esta la economía de Estados Unidos y Europa: Roubini un experto economista asegura “que se avecina una grave crisis financiera proveniente de la inflación de los Estados Unidos (9% anual) y además los precios están subiendo más allá de los salarios». Evidentemente hay una contracción de la economía y estamos ante una situación de estanflación o sea el salario no crece porque la economía no crece y eso genera mayor pobreza. El gobierno norteamericano está contrarrestando con mayor obra pública y por ello hoy se tiene un crecimiento positivo del PIB y una disminución en el desempleo, sin embargo, el desempeño de la bolsa no es positivo debido a las expectativas negativas que hay del petróleo y del mismo costo de vida.

Históricamente el gobierno de los Estados Unidos ante este tipo de situaciones ha definido un plan de rescate de las empresas (2008-2020), con apoyo del congreso y de afectar la deuda de los Estados Unidos que hoy es de 30 billones de dólares y amenaza el comercio internacional de ese país. Por el lado de los bancos los créditos se restringen y en general hay una movilización de dinero en efectivo. Los fondos de pensiones bajan sus depósitos y en ocasiones el mismo gobierno ha salido al rescate del sector financiero a través de una ley de alivio (impresión de dinero 2020), aumentando la inflación y el endeudamiento. China es el gran acreedor de los EU, que tiene el 16% de la deuda y el resto está en la Reserva Federal y el Fondo de Seguridad Social. Los chinos empiezan a comprar empresas americanas y las más afectadas como siempre son las micro y pequeñas empresas que se han quebrado y generan mayor desempleo.

EU y Europa son a decir según el Foro Económico Mundial, las economías con peor perspectiva.  América Latina tiene una alta probabilidad de recesión por la alta inflación y la caída de los salarios reales, lo que aumentara la pobreza y por ello debió endeudarse fuertemente, creando un riesgo geopolítico.

En el caso colombiano el presidente Petro trata de aplicar, no de la mejor manera, la teoría de Marianna Mazucato, según la cual hay cinco dimensiones para obtener una política económica progresista:

1- Ofrecer una narrativa sobre cómo se crea valor en la que no solo el sector privado juega un papel principal y el estado corrige las fallas del mercado sino por el contrario, lo que se necesita es una clara inversión colectiva que busque el bien común, y donde el Estado tenga una condición de inversionista y no solo de prestamista. El más claro ejemplo es que en las ayudas a las microempresas y emprendedores estas no pueden ser ni regaladas ni apalancadas solo con crédito, pero si el Estado invertiría como socio.

2- Innovación, Ciencia y Tecnología, no debe faltar en el apoyo gubernamental a esa política económica progresista.

3- Green Deal, es decir un nuevo contrato social para una transición verde.

4- Aprovechar las estructuras institucionales para la creación de riqueza. Recientemente en una entrevista del periódico El Tiempo, el director de Planeación Nacional comentó, cuál sería el papel del Banco Agrario para tener fondos de riqueza comunitaria y manifestó “aquí ya el banco, Finagro y Fiduagraria tienen que responder a la política del Ministerio de Agricultura y dedicarse prioritariamente a la pequeña agricultura y en general a mas crédito para aumentar la producción agropecuaria del país.

5- Tener una política económica inspiradora o sea mejorar la calidad de vida y que la gente se sienta feliz y con oportunidades (vivir sabroso).

Como pueden ver, el gobierno debe convertirse en el mayor empresario del país, a través de procesos de economía mixta, multinivel, que cubra los diferentes niveles socioeconómicos tanto urbanos como rurales.

El FMI y el Banco Mundial encendieron las alarmas ante el creciente riesgo que la economía mundial entre en recesión el año entrante, o sea una mayor fragilidad y volatilidad que implica alta inflación, incremento de las tasas de interés y recorte de ayudas internacionales, elevando el déficit fiscal, aumento desaforado gasto público y un bajo crecimiento del PIB.

Petro en el congreso de Acopi “reconoció que la recesión está a la vista“, una declaración que desde nuestro punto de vista no es la más oportuna y le echa la culpa al Banco de la Republica por haber subido la tasa de interés y “ser la correa de transmisión de la recesión mundial al interior de la economía colombiana“.

A raíz de esta situación quiero hacer mía la recomendación de nuestro embajador en los EU, el doctor Gilberto Murillo, que invita a crear una alianza entre el Estado y el sector privado para fortalecer la economía popular (tiendas de barrio, plazas de mercado, peluquerías, negocios de la economía verde, de la economía azul, de la economía circular), cuyo objetivo sería fortalecer la economía nacional y de esta manera ser la palanca del desarrollo agrario e industrial de Colombia, pero esto solo es viable si no se detiene la inversión en gas y petróleo, por el contrario se requiere de estos recursos para enfrentar la desaceleración económica del 2023.

En Colombia la desaceleración puede ser aún más fuerte que en el mundo. Este año el PIB crecerá el 7.6% y para el 2023 se estima sea de 2.2%, y lo peor es que los ingresos tributarios caerían entre 1.2 y 2.3 puntos, por cada 1% que deje de crecer la economía. Una suma de factores presionará la economía en el país en el 2023: «El agotamiento de la demanda represada tras la pandemia, los efectos de una mayor inflación y su persistencia por factores como el incremento en el precio de la gasolina, el invierno, el aumento de las tasas de interés y el impacto de la trepada del dólar, que además encarecerán el capital y los riesgos asociados a un contexto internacional adverso, que están conformando ya no la tormenta sino un huracán perfecto; esto sin contar el efecto que puede tener la reforma tributaria sobre el crecimiento. Sobre este último punto vale la pena destacar que los programas de ajuste fiscal caracterizados por un aumento en los impuestos y una disminución del gasto, suelen tener efectos recesivos. Para el año entrante no solo habrá desaceleración sino también reformas claves como la laboral, la pensional, y de la salud“. (Revista Semana- ¿De tormenta a huracán?)

¿Cómo salir de la recesión?

En el corto plazo nos toca afrontarla controlando el gasto y no asustarnos con la situación.  Pensar en medidas macro como la de estabilizar la tasa de cambio, estimular la producción agropecuaria y la sustitución de importaciones, alta inversión en obra pública, que el gobierno combata a fondo la especulación y el contrabando y para las personas naturales, que el gasto no sea superior a sus ingresos, evitar comprar en supermercados y grandes superficies y por el contrario hacerlo en plazas de mercado o pequeños distribuidores de alimentos (economía popular).