Opinión: Kico Becerra
Entre analistas políticos hay una pregunta recurrente: ¿Qué le pasó a Duque, habiendo sido elegido con el mayor número de votos de la historia electoral colombiana? ¿Por qué le ha ido tan mal?
Que Duque, hoy por hoy, tenga menos aceptación en la opinión pública que Andrés Pastrana y Ernesto Samper, realmente era casi imposible de prever hace 3 años.
Sin duda, la pandemia, un hecho fortuito que le tocó enfrentar, influye en su catastrófico resultado de estos años de gobierno; él y todos los mandatarios del mundo han sido víctimas del Covid-19.
Para colmo de males, por falta de entender el momento de zozobra social, por el aislamiento y el desempleo causado, no previó el estallido social que detonó el proyecto de reforma tributaria, presentado inoportunamente por el Ministro Carrasquilla.
Su inexperiencia administrativa y su error de rodearse solo de amigos personales en el gobierno, también le han pasado costosa factura. Nadie puede negar lo liviano que ha sido el gabinete ministerial; con contadas excepciones, ministros igual de inexpertos que el presidente
El más joven presidente, paradójicamente, termina siendo el más repudiado por la juventud. Por gobernar con la obsesión de quitarle protagonismo al proceso de paz del gobierno Santos, terminó perdiendo el apoyo internacional que ese proceso tiene aún mundialmente. Lo increíble es que, ahora, ya en el ocaso de su mandato, saque pecho diciendo que ha hecho más que el mandatario anterior, por implementarlo.
No haberse sabido desmarcar de los odios que su jefe político genera y, demostrar su independencia, ha hecho que la presunción de no ser el títere de nadie, también lo haya perjudicado de forma superlativa. Aunque nadie lo reconozca, ha sido más prudente Uribe en sus gestos de querer presentarse lejano al gobierno.
Su intento inicial de mostrarse lejano al clientelismo, u mermelada que llaman, terminó convertido en un mercado persa de los empleos públicos y contratos, a cambio de apoyo a polémicas leyes. Ese que era su mayor logro, de los 2 primeros años de mandato, terminó prostituido.
Se le debe abonar su comportamiento personal como mandatario; no ha causado escándalos sociales. Su familia ha mantenido compostura y no se ha visto envuelta en temas fangosos de abuso de poder. Hasta sus más enconados enemigos le reconocen que es un gordito buena papa; un poco parlanchín.
Ojalá en este año que le falta, logre siquiera ver terminar los viaductos que conectan con el túnel de La Línea; obra que inauguró pomposamente y está muy lejos de estar culminada y, además, terminar las obras de las Islas de Providencia y Santa Catalina. Si no logra esto, quedará como el gobierno más incompetente en obras públicas.
Ñapa: Horrible lo del senador «sin tetas» Bolívar, con el hijo de Bruno Díaz. Merecerá susurro punitivo. Peor el respaldo de Petro a esa avionada; que caro le está saliendo al candidato eterno está intima amistad.
Ñapita: ¿La juez precluirá la investigación contra Uribe, después de las 2 semanas seguidas de defensa hecha por la fiscalía? Se abren las apuestas.