Una mujer que en los años 90 asesinó a sus tres hijos menores de edad fue declarada “inimputable” por la Corte Suprema de Justicia luego de ser declarada culpable en dos instancias anteriores y condenada a 60 años en la cárcel de la cual deberá salir para ser internada en un centro de salud mental bajo medidas de seguridad.

La defensa de la mujer consiguió que la Corte entendiera y justificara su comportamiento debido a las condiciones en que creció y vivió casi toda su vida: un padre abusador, una madre alcahueta y un ambiente hogareño tan falto de todo que la obligó a buscar vida en la calle.

En 2014 y ya con tres hijos, regresó a vivir a casa de sus padres y la historia se repitió: un día sorprendió a su padre abusando de uno de sus hijos y al buscar ayuda en el ICBF le dijeron que, si seguía viviendo con el agresor, era muy probable que los abusos continuaran y perdiera la custodia de sus hijos.

Encontró refugio en una pieza donde compartía su vida con los niños y su novio y ya para entonces en su cabeza sentía voces que la invitaban a quitarse la vida, escuchaba pasos de personas que nunca llegaban y hasta su propia imagen no correspondía a la realidad.

El 18 de febrero de 2015, la mujer fue llamando uno a uno a sus hijos y los asesinó. La defensa logró que se le declarara inimputable, es decir, que al momento de ejecutar el acto no podía comprender que estaba trasgrediendo la ley. Para llegar a esa conclusión, la Corte tuvo en consideración la opinión de sicólogos y siquiatras que atendieron el caso.

Son consideraciones del Derecho que cuesta trabajo asimilar para la mayoría de las personas, pero el mandato de la Ley es superior y la mujer que asesinó a sus tres hijos cambiará su pena de 60 años de prisión por 20 años de tratamiento en un hospital mental bajo medidas de seguridad y si los expertos consideran que su condición sicológica mejora, podría salir en libertad antes de ese tiempo.

Habib Merheg Marún