Las personas que solo conciben soluciones complicadas es porque no tienen incentivos para implementar soluciones sencillas. No saben empinarse para ver más allá de la dificultad o asomarse para ver la luz al final del túnel.

Ahora que empiezan las campañas de aspirantes a las alcaldías y gobernaciones de Colombia empieza uno a escuchar que todo el que se lanza quiere hacerle creer a la gente que estamos en el peor de los mundos. Pero lo peor es que se vuelven personeros de soluciones poco creíbles por lo teóricas y complejas.

Nada más equivocado que asumir la postura de un candidato apocalíptico con mentalidad de burócrata experto, ofreciendo alternativas que en el mundo real todos saben son inviables. Son personas que no se juegan a fondo por una causa y por eso no entienden lo sencillo que puede ser que la ciudadanía los apoye por la sensatez de su propuesta.

Es más simple de lo que crees… Me enseñaron desde pequeño en el colegio cuando lloraba al verme enredado buscando una solución de una prueba. Y efectivamente pude comprobarlo a través de la vida. La clave siempre estuvo en que mis primeros conocimientos de cuestiones técnicas como el riesgo y la probabilidad, no procedían de los libros. No me vinieron de filósofos ni de mi ansia de saber científico. Ni siquiera de la curiosidad. Surgieron del entusiasmo y el estallido hormonal que uno siente cuando asume una causa. Se juega uno la piel, y siente que las horas no van alcanzar para ejecutar lo que tenemos claro.

Los verdaderos líderes le ponen el alma a lo que emprenden y esa fuerza se vuelve incontenible.

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