En Enero de 2018 Reinaldo Rueda recibió el compromiso de dirigir a una selección chilena llena de problemas, de jugadores divididos, de odios y culpas por lo ocurrido en la pasada Copa Amércia en donde a Vidal lo habían arrestado por escaparse a noche de parranda y verse involucrado en un accidente de tránsito. Un equipo destrozado.

Las venenosas declaraciones en redes sociales de Carla Pardo, esposa de Claudio Bravo, uno de los máximos referentes de Chile, quien se dejó llevar por el éxtasis del momento. 

 “Yo sé que la mayoría se pelaron el culo, mientras otros se iban de fiestas e incluso no entrenaban de la borrachera que llevaban. A quién le quepa el sombrero que se lo ponga y que se deje de andar llorando. Porque ahora es un país entero el  que llora”

Reinaldo tenía una tarea bastante dura, unir a su equipo, generar confianza, devolverles la seguridad que habían perdido.

Contra todo pronóstico, un extranjero, a quien el mismo Arturo Vidal reconoció que no conocía, fue el elegido: Reinaldo Rueda. Desde el primer día fue contra corriente y fue perseguido por la prensa local. “Desde antes de llegar acá y más cuando tuve el contacto con el grupo, supe que había algo. Nadie dentro de la selección lo generó y es lo más triste, nadie dentro del vestuario, pero cuando hay un disparo en redes sociales, ese no tiene reversa”, reconoció el colombiano hace unos días haciendo referencia a la mujer de Bravo. 

Pero el día más turbulento fue el 15 de noviembre pasado. Cuando decidió romper con el protocolo en una rueda de prensa. Se paró a mirar las preguntas anotadas de los periodistas: “Ustedes miran mi trabajo, yo miraré el de ustedes”. Los roces con el periodismo llegaron a su máxima expresión. 

“Vos llegás a un lugar con treinta miradas críticas, no comprensivas. Pero cuando llegás a una selección ya no son treinta, son treinta millones de miradas. El problema es que el procedimiento educativo más grande de la sociedad ya no son las escuelas sino los medios de comunicación. Es una vergüenza que ellos tengan ese papel, porque  tienen intereses específicos. Ejemplo: si Neymar recupera el balón, la pasa, hacemos gol, dicen: ‘Domesticó a Neymar y lo volvió colectivo’. Pero si perdemos dicen: ‘Este burro, en vez de ponerlo al lado del arco, lo pone a perseguir al marcador de punta’. Eso hacen los medios: pervertir a los seres humanos según las victorias y derrotas”, dice el Loco. 

Y hace exactamente un mes, en el cuartel general de la selección, los muros del complejo Juan Pinto Durán amanecieron con grafitis en contra del vallecaucano. “Fuera Rueda”, “Colombiano mata ídolos”, en fin. Que no llamara a Bravo no cayó bien en la afición, pero según reportes del diario El Mercurio, los jugadores se le plantaron a Rueda y le dijeron que si Bravo hacía parte de la convocatoria, renunciaban. 

La Federación de Chile le puso el ultimátum: si tenía una mala presentación en la Copa América quedaba fuera. Todo el viento estuvo en su contra, pero nada lo detuvo: esta guiando a Chile a su tricampeonato en el torneo de selecciones más añejo del mundo. 

Mientras Chile va rumbo al final de la Copa América, no dejan de existir los fantasmas que buscan descalificar las buenas acciones del técnico, solo para tener eco en una sociedad que sólo desea el protagonismo de los medios de comunicación.

Director: Habib Merheg Marún