Opinión: Kico Becerra
Ante la profusa información del fallo de la Corte Constitucional sobre el consumo de bebidas y drogas en los parques u otros lugares públicos, me tocó leerme la famosa sentencia.
Lo primero que debo decir es que en ningún lado se incita al consumo de esas sustancias. Por el contrario se hacen serios cuestionamientos sobre la falta de medidas efectivas para su control.
Nunca habla de legalización de las drogas ni nada parecido.
¿Entonces que fue lo que hizo, que tiene a Uribe y su gobierno tan bravo, convocando plebiscitos o papeletas electorales?
Ante los abusos de la policía, de multar a cualquiera que se estuviera tomando una cerveza o metiéndose un cacho de yerba en la calle, plaza o parque, dijo que la norma era muy amplia y debía producirse, por parte de los municipios y /o el Congreso, otras leyes claras donde se fijara que sustancias, definidas y singularizadas, son prohibido consumir públicamente. Además, explícitamente fijar en qué lugares públicos queda proscrita su utilización, por ejemplo, cerca de colegios y universidades.
Síntesis: Como la norma era muy amplia y se prestaba para abusos por parte de las autoridades, se declaró inconstitucional y se pidió se expidieran nuevas leyes específicas al respecto.
Acusar a la Corte Constitucional como mamerta, narcofariana y santrichista, por esta sentencia, es simplemente un desafuero politiquero que busca captar votos incautos en las elecciones que se avecinan.
El infundio de que la Corte dijo que beber y meter droga es para el libre desarrollo de la personalidad es una monumental falsedad. Lo que ratificó es que no es delito consumir, como lo había definido en otra sentencia, donde habló del libre desarrollo de la personalidad.
Este tipo de cosas son las que confunden, desconciertan y crean desasosiego innecesario en la sociedad.
Mucho tenemos que criticar a nuestras altas Cortes de Justicia, pero, en este caso, se les ha ido la mano y la lengua a sus malquerientes
Ñapa: Lo mismo pasó con la sentencia del no uso del glifosato. Gran escándalo y,
sin usarlo, el gobierno informa que en un año ha erradicado 90.000 hectáreas. Yo le creo, aunque Trump no.
Director: Habib Merheg Marún