“Llegó diciembre con su alegría, mes de parranda y animación…”. Dice la canción que por estos días resuena en todas las emisoras que se llenan de mensajes invitando a disfrutar, a compartir, a comprar y, por supuesto, a beber. Pero no cualquier marca ha recomendado el Invima, entidad estatal encargada del control de alimentos y bebidas.

Aprovechando el entusiasmo y la ocasión, el mercado se llena de productos de dudosa procedencia o de clara adulteración que, con base en un precio muy bajo, logran llegar hasta la boca de quienes pretenden animarse un poco y terminan en el hospital o en el cementerio. En Bogotá, por ejemplo, 19 personas han muerto este mes por el consumo de licores adulterados o fabricados con alcohol no apto para consumo humano. Eso sin contar con los hospitalizados.

Si le ofrecen un trago de “El Parrandero”, rechácelo.
Si lo tientan con uno que tiene el pomposo nombre de “Ardiente El Gran Niche Xtreme”, niéguese.

Si el brindis es con “Anís Cartujo”, rechácelo.

Esos tres productos aparecen en el último boletín del Invima alertando que no tienen licencia sanitaria ni para fabricación y menos para envasado y poner en el mercado. Junto a las marcas “Rey de Reyes”, “Cabañita” y “Old Junior” son las que la entidad pide que no sean consumidas pues aparte de carecer de licencia, se ha comprobado que algunas tienen altos contenidos de metanol un tipo de alcohol de uso industrial.

Habib Merheg Marún