Los sistemas de transporte masivo que operan en varias ciudades del país viven continuas crisis financieras casi desde que se instalaron debido, entre otras cosas, a los altísimos costos de operación, a que los niveles de ocupación no son los esperados y a la competencia del transporte legal e ilegal.

Pero hay un aspecto que cada día golpea más y más al sistema: los colados. Inicialmente quienes se colaban a las estaciones eran personas que, supuestamente, no podían pagar el costo del pasaje, pero ahora lo que muestran varios videos de estaciones en Bogotá, indican que hay momentos y lugares en que la ecuación se invirtió: ya los colados son más que los que pagan.

Cuando se pensaba que nada podía ser peor, aparecieron los videos del sistema MIO en Cali. Los colados ya no necesitan entrar a las estaciones y saltarse los sistemas de control, no. Se suben a los techos de los articulados o se cuelgan de la parte trasera.

A riesgo de su vida, los “viajeros” se muestran indiferentes ante el hecho e incluso una de ellas baila sobre el techo del bus en movimiento. Los colados de Cali parecen adelantársele a medidas como las que empezará a aplicar el sistema Transmilenio de Bogotá para controlar los colados a través de la instalación de torniquetes del piso al techo.

Habib Merheg Marún