El gobierno nacional ha determinado que a partir del 1 de Septiembre, la mayoría de las restricciones a las que obligó la pandemia se suavizarán o simplemente, dejarán de existir. Pero el virus sigue en las calles con todo su poder de contagio.
Los gobiernos, no solo de Colombia sino de casi todo el mundo, aguantaron lo que pudieron con sus economías paralizadas o a muy lenta marcha. Pero la fuerza de los hechos sumada a algunas cifras -no siempre manejadas de forma objetiva-, obligaron a ir abriendo paulatinamente las actividades. En Colombia, por ejemplo, una mejora en los indicadores de ocupación de las UCI (Unidad de Cuidado Intensivo), cuyo porcentaje llegó a declarar alertas naranjas en varias ciudades, permite ser optimistas.
Pero ojo: la pandemia no se ha acabado, el virus no ha muerto, ni la vacuna está lista.
España, que sigue siendo un buen espejo para mirarse pues la crisis primero los tocó a ellos, está sufriendo un rebrote luego de reabrir la economía y suavizar las normas de aislamiento que en algunos casos fueron mucho más estrictas que las nuestras. El caso de Italia es similar pero el rebrote ha sido menos grave por una razón: disciplina social voluntaria.
La reapertura que empieza esta semana no debe ser sinónimo de fin de la pandemia. Siendo tan alegres y tranquilos, no es de extrañarse que por falta de disciplina perdamos en pocos días lo que nos costó meses conseguir y nos veamos ante la catastrófica necesidad de volver a cerrar.
Ya vimos las consecuencias de un día sin restricciones, el llamado “día sin Iva”. Que septiembre no se convierta en un mes para salir como locos a buscar el virus que contagia sin ningún tipo de preferencia.
Director: Habib Merheg Marún
