Sucedió en Bogotá, en la localidad de Suba, barrio Bilbao: una temible banda de delincuentes entre colombianos y venezolanos llamada La Paisita, entró a una de sus casas, asesinó al dueño, escondió el cadáver durante días debajo de una cama y usó la vivienda como guarida.
Los bandidos, no conformes con el crimen, decidieron usar la casa para esconder allí a un ingeniero que secuestraron, con tan mala suerte para ellos que una familiar del propietario asesinado se acercó a la vivienda intrigada pues llevaba varios días tratando de comunicarse vía celular sin resultados.
Al ver los ocupantes de la casa, alertó a las autoridades ante cuya presencia decidieron huir en un taxi que tenían junto a la vivienda. Pero no se fueron solos: se llevaron al secuestrado el cual, en un acto cinematográfico, decidió saltar del carro en movimiento y librarse de sus captores los cuales fueron retenidos, no aceptaron cargos y durmieron en la cárcel por orden de un juez.