El paro nacional del gremio de transporte público de los taxistas está sustentado en el derecho al trabajo y las plataformas que no teniendo la legalidad del estado prestan el servicio. Eso está claro para todos y el gobierno debe definir y legislar al respecto.

Lo que NO está bien es que el gremio ataque a quienes, por necesidad y sin estar afiliados a un sindicato, prestan el servicio. En todo el país estamos viendo como la agresión a los taxistas que no se unen al paro se hace cada vez más violenta. A los pasajeros los están bajando de mala manera de los vehículos, incluso amenazándoles con insultos verbales y maltrato físico.

Son precisamente estos actos de violencia y agresión los que en primera instancia han llevado a los usuarios a usar plataformas como Uber, en donde la atención y la seguridad prima sobre los intereses del particular.

La sociedad entiende del malestar de los taxistas, pero no acepta la conducta agresiva y violenta de quienes, intentando imponer su voluntad, terminan agrediendo a aquellos que no comparten sus políticas de manifestación.

El usuario del servicio no debe ser víctima de agresiones, tampoco tiene la obligación de apoyar el paro y estos actos sólo generan mayor distanciamiento entre unos y otros.

Las agresiones contra operarios de Uber ya inició y como no existe manera de identificarlos, los taxistas están deteniendo vehículos por la simple sospecha, atentando contra todo aquel que vaya en un vehículo particular.

Así las cosas, los taxistas hoy en Colombia están dejando su nombre en muy mala perspectiva para todos, incluyendo sus mismos usuarios.

Director: Habib Merheg Marún