En la clínica Mayo de Minessota, Estados Unidos, unos padres entienden que su hija de tan solo tres años, Carolynn Sobolyk, ha sufrido tres infartos provocando su muerte cerebral. Los padres acompañan a la bebé a la sala de cirugía en donde extraerán varios de sus órganos para ser donados a otros niños con la necesidad de trasplantes. Una despedida bastante emotiva.