A la apertura de las tiendes D1 la comunidad se emocionó al encontrar productos nuevos a precios relativamente bajos. ¿Cómo hace D1 para mantener precios bajos? La verdad es que la estructura de negocio es bastante simple, reduce los gastos nominales y ofrece productos casi a precio de costo. ¿Qué objetivo tiene no tener dividendos y pasar a ras en el balance de cuentas?
Esta situación llevará a un cierre de miles establecimientos de comercio que dan sustento a familias, pequeños comerciantes, microempresarios. Y con el consecuente desempleo de toda la cadena de distribución: comercializadoras, vendedores, mercaderistas, transportadores, etc.
La estrategia de esta multinacional es apoderarse del comercio de víveres y abarrotes, al inundar el departamento con 200 almacenes y llevar a la pequeña competencia a su fracaso, para luego imponer su monopolio, dejando desempleo, quiebra y recesión. Los dueños de esta cadena son bancas de inversión lideradas por el grupo Santo Domingo. El capitalismo salvaje no tiene consideración con nadie.
Mientras este proceso se da, los dueños de D1 son conscientes que no habrá ganancias, pero tienen claro que en la medida que la competencia va desapareciendo producto de la poca venta, ellos comenzarán a ganar espacios en el mercado local.
Al analizar los costos de operación de estos almacenes, se puede decir que son altos por los millonarios arriendos que pagan. Sin embargo, venden muchos productos al costo. Esta es una práctica de manipulación al consumidor con el fin de cautivarlo, con precios muy bajos, para luego fijar precios a su acomodo.
Hace 12 años las cementeras Argos y Cemex iniciaron una guerra de precios rebajando el valor del bulto de cemento a $6.000 para quebrar a las pequeñas fábricas. Cuando lo lograron el precio aumentó a $20.000. En la actualidad los colombianos pagamos el cemento más costoso de América, algo similar busca esta multinacional: acaparar el mercado y acabar con los tenderos para luego imponer sus propias condiciones.
Director: Habib Merheg Marún