Al Senador del Partido Liberal Julián Bedoya, le tomó 17 años graduarse como abogado de la Universidad de Medellín. Pero han surgido cuestionamientos a la legitimidad del título; no por el tiempo, sino por la influencia de su cargo para conseguir graduarse.

El senador Julián Bedoya  fue el sexto Senador más votado del liberalismo, con 74.585 sufragios. Para algunos ex alumnos de la universidad, la obtención de su título como abogado, tuvo mucho que ver con su amistad cercana con Nestor Hincapé, rector de la universidad que ha sido señalado de ayudar a sus amigos a través de la gestión política del ente educativo.

Pero esa cercanía ha generado cuestionamientos. En 2015, egresados de la universidad solicitaron al Ministerio de Educación, en cabeza entonces de Gina Parody, que se investigara a Hincapié por supuesta injerencia en política. El caso de Bedoya, pone de nuevo las miradas en la universidad.

A mediados de este año se supo que entre noviembre de 2018 y febrero de 2019, Bedoya presentó exámenes de suficiencia de diez materias, cinco exámenes preparatorios de grado, certificó el dominio de una segunda lengua y participó como auxiliar en un trabajo de investigación. Esto cobró mayor relevancia cuando en junio el colectivo Trabajen Vagos dio a conocer los hechos.

Las autoridades se interesaron en la forma como Bedoya obtuvo su título. Por ejemplo, el Ministerio de Educación realizó, los días 20 y 21 de junio, una auditoría en la que concluyó que existían “inidicios que permiten concluir que presuntamente la Universidad de Medellín otorgó en febrero de 2019 el título de abogado al señor Julián Bedoya sin el cumplimiento de los requisitos exigidos en las normas internas”.

En la auditoría, el Ministerio, entre otras cosas, encontró que Bedoya “debía acreditar el conocimiento de una segunda lengua y un curso en protocolo empresarial”, pero que “no se constató el cumplimiento de los dos requisitos”.

El Ministerio no es la única entidad a la que el caso le ha llamado la atención. La Fiscalía imputará el delito de falsedad en documento público al rector, Néstor Hincapié; a la secretaria académica de la Facultad de Derecho, Yolanda Cossio; al subsecretario general, Juan Felipe Hernández; y a los profesores John Mario Ferrer MurilloJuan Carlos HoyosSaúl Alonso BenítezJulián Orlando Rendón y Paola Cataño.

La Universidad ha defendido su accionar con comunicados y respuestas a las autoridades para defender su proceder para que Bedoya obtuviera su grado. El 3 de diciembre, por ejemplo, cuando se supo de la imputación de cargos emitió un comunicado en el que afirmó: “Recibimos con tranquilidad y respeto la citación (…) la universidad dispone del acervo probatorio en el que reglamentariamente están sustentados sus actos”.

Pero es una defensa difícil de sostener luego de que la Procuraduría decidiera vincular formalmente a una investigación al senador Julián Bedoya, a quien no fue posible contactar. En el auto de cargos de la Procuraduría del 10 de diciembre, permitieron concluir que Bedoya “utilizó la investidura de su cargo para obtener beneficios”.

Para poder presentarse como abogado, Bedoya tenía varios pendientes académicos, entre ellos, aprobar diez materias. Para agilizar el proceso, lo hizo como un genio, el congresista decidió no cursar estas materias, sino presentar suficiencias. El 26 de octubre de 2018, mes en el que se matriculó, presentó tres exámenes: Procesal Civil general y especial (4,5), Filosofía del Derecho (3,9) y Seminario Procesal Administrativo (4,3). Luego, el 23 de noviembre, presentó cuatro suficiencias:

Hacienda Pública (4,2)
Responsabilidad Extracontractual (3,9)
Legislación de Paz (4,2)
Contratación Estatal (4,0).
Las pruebas que tenía pendientes
Sucesiones (4,1)
Derecho de Familia (4,0)
Títulos Valores (3,8)

Adicional a esto, el 18 de noviembre realizó la prueba Saber Pro y el 23 de noviembre, día en el que presentó mas suficiencias, también presentó los preparatorios Político, Penal, Civil I y II y Laboral. Los últimos requisitos los rindió a principio de 2019: entre el 22 y el 28 de enero asistió al curso de Protocolo Empresarial y Comportamiento Social.

En cuatro meses, que incluyeron un periodo de vacaciones, el senador completó los requisitos. Todo esto, sin descuidar su trabajo en el Congreso, pues asistió a las sesiones del Congreso del 23 al 25 de octubre y del 19 al 21 de noviembre.

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La velocidad de aprendizaje, propia de un genio, generó dudas a la Procuraduría. Una de las primeras es el tiempo de preparación que tuvo para presentar exámenes en los que, estadísticamente, es difícil aprobar en el primer intento. Para afirmar esto, se analizaron 715 resultados de exámenes presentados por 390 estudiantes entre enero y septiembre de 2017. Ese análisis que llevó a la Procuraduría a calificar el caso Bedoya como una “anomalía estadística”, se concluyó que el senador fue el único que presentó 16 exámenes (y el que lo hizo en menos tiempo) y que “los aprobó en su totalidad en el primer intento”, a pesar de que “la tendencia indica que a mayor número de exámenes, la probabilidad de reprobar al menos un examen aumenta”.

¿Estamos ante el caso oculto
de un GENIO capaz de presentar
más de 20 pruebas sin perder
absolutamente ninguna?

A esto se sumaron los testimonios de Juan Carlos Vásquez, quien fue decano de la Facultad de Derecho desde 1997 hasta 2016, y de Francisco Javier Valderrama, actual decano de la facultad. Cuando la Procuraduría le preguntó a Vásquez y a Valderrama por la dificultad coincidieron en que no son pruebas sencillas y que muchas veces, deben repetirse. Vásquez señaló que “en consideración a los niveles de exigencia de los exámenes en la Universidad, no es lógico presentar y aprobar varias pruebas el mismo día”.

La Procuraduría aseveró en el auto que “se puede inferir, a la luz de la lógica y la sana crítica, que no es usual que un estudiante surta con éxito tantos exámenes en tan poco tiempo, máxime cuando en el mismo período pero en diferente lugar, desarrollaba sus actividades congresionales (…) de ello se derivaría que obtuvo un beneficio producto del desempeño de su cargo”.

Pero no solo las maratónicas suficiencias llaman la atención. Para graduarse, Bedoya debía surtir otro requisito: entregar una monografía. Participó como asistente de investigación en el trabajo académico “Normas jurídicas adscritas por la jurisprudencia constitucional al derecho fundamental de la libertad de expresión”, realizado por el profesor John Mario Ferrer Murillo (a quien la Fiscalía le imputará cargos) y de la que hubo dos resultados: un libro titulado “Sistemas Jurídicos” y una línea jurisprudencial actualizada sobre libertad de expresión.

De acuerdo con Ferrer, Bedoya entró a la investigación en octubre de 2018 por lo que fue responsabilidad suya el desarrollo de la línea jurisprudencial, que entregó en enero de 2019. La llegada del senador a este trabajo se dio, asegura, porque, en una conversación Bedoya le contó de su necesidad de realizar este trabajo. Entonces Ferrer, relata la Procuraduría, “vio la oportunidad de colaborarle al congresista, a quien conoció años atrás en el pregrado de la carrera, como auxiliar de investigación”.

Hay tantas mentiras y contradicciones
en los argumentos de Bedoya y Ferrer
que la Procuraduría tiene todos los
elementos probatorios para acusarlo.

El problema, de acuerdo con la Procuraduría, es que hay contradicciones en el relato de Ferrer y en la responsabilidad de Bedoya. De acuerdo con los registros del sello editorial de la Universidad de Medellín, que publicó el libro, la idea empezó en julio de 2016, cuando Ferrer lo presentó ante el comité editorial de la facultad. Desde entonces, surtió varias etapas, como tres evaluaciones entre septiembre de 2016 y mayo de 2018. Luego revisiones finales, diagramación e impresión.

Sin embargo, el ministerio público cuestionó las “evidentes contradicciones en que incurrió John Mario Ferrer, que no guardan correspondencia con la realidad”. La principal es que cuando Bedoya entró a ser parte de la investigación, el contenido del texto “estaba listo muchos meses antes”, pues, en junio de 2018, el contenido ya había sido aprobado. La Procuraduría concluyó de manera contundente: “no existió aporte del estudiante”.

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Así las cosas, el futuro de Bedoya como senador parece complicarse. Pero, además, con la imputación de este lunes a las autoridades de la Universidad de Medellín se conocerán más detalles de este caso tan judicial como político.

Director: Habib Merheg Marún